sábado, 10 de marzo de 2012

Incandescencia Glacial, Capitulo 1




Incandescencia Glacial
Capitulo 1 "Cambios"

Pov. Claire
Estaba completamente dormido, su cara estaba totalmente relajada, tenía la boca entreabierta y roncaba levemente, era agradable, un sonido único, se me hacía tan gracioso este momento, podía ver el movimiento de su pecho debido a su respiración, parecía un niño tenía una apariencia tan tierna, tan inocente, a pesar de su inmensa y proporcionada masa corporal poseía un aire infantil, tenía ojeras debajo de los ojos señal de que había estado patrullando, no podía ni imaginarme como podía pasar de ser un lobo con el tamaño de un caballo y a los cinco minutos ser una criaturita con una apariencia tan pacifica, tuve que contener una risa debido a mi mal chiste, no quería despertarle.
Solo llevaba unos raídos pantalones cortos color gris opaco y tenía su pecho al descubierto, llevaba las playeras calzadas y se le notaba incomodo debido a que estaba acurrucado en su cama, no cabía en ella y tuve que taparme la boca con la mano para no empezar a reír.
Estaba arrodillada a un lado de su cama, viéndolo dormir, sintiéndome totalmente embaucada ante su perfección.
 –Demonios- dije en voz baja, no pude evitar sonreír como una estúpida, pero a la vez sentirme triste por tener que despertarlo, el cielo estaba nublado lo más normal por aquí en la push, pero la poca luz que las nubes dejaban ver se proyectaron a través de su ventana, eso fue más que suficiente, su piel cobriza brillaba ante la oscuridad existente en su cuarto, brillaba casi con luz propia, sonreí ante este pensamiento; su pelo negro estaba enmarañado parecía la melena de un tigre pero no por esto dejaba de ser hermoso, me quede embobada viendo sus ojos, estaban cerrados pero gracias a eso pude apreciar sus pestañas kilométricas, perfectas, largas y coposas ,estas eran más que suficientes, vi sus labios rosados y carnosos siempre me burlaba de ellos, la abertura de su boca me dejo ver sus dientes blancos como la cal, alineados, perfectos ¡Maldita sea! Todo en él era perfecto.
-¡Claire!- Escuche a lo lejos a Leah, quizás acabaría de llegar ¿ahora que quería?
Me sobresalte en ese mismo instante, volteando mi cara hacia la puerta cuando leah la abría con un chirrido tan estrepitoso como inoportuno el cual me hizo despertar de mi ensoñación.
-Despiértalo, ya es la hora- me dijo con susurro suave y bajo.
-Lo sé, ya voy- dije con un susurro todavía más bajo y con un tono que rebosaba incomodidad por doquier.
-¡Hazlo ya!, lo estamos esperando - grito, bufe, a veces leah podía ser irritante cuando se lo proponía, demasiado irritante a mi parecer.
-Voy, voy, que humor- dije sarcásticamente, voltee mi cara para poder ver a Quil y luego regrese la mirada a Leah, cuando la mire entrecerré los ojos, con uno de esos gestos que irradiaban odio- privacidad, por favor- y le señale la puerta, fue todo lo que se me ocurrió hacer.
Suspiro dramáticamente a la vez que hacía gestos con las manos, típico de Leah, luego cerró la puerta con un golpe tan fuerte que por un momento pensé que lo había hecho despertar, volví a mirar a su cara y suspire profundamente cuando vi que seguía dormido.
Comencé a darle suaves zarandeos a su pecho ara ver si se despertaba, entonces se dio la vuelta y me dio la espalda acomodándose de medio lado mirando hacia la pared, bufe. Me quede mirando cómo se acomodaba para poder caber en la estrecha y pequeña cama, me pareció tan graciosa esa escena, en ese momento me monte en su cama girando sobre él, me acomode de tal forma que quede entre él y la pared de medio lado y quedamos frente a frente yo con su cara a un palmo, me acomode en su caliente pecho, estaba tan cómoda, que mis ojos se fueron cerrando poco a poco, no sé cuánto tiempo estuvimos así, por instinto propios puse mis brazos alrededor de su torso para achucharlo un poco, en ese momento abrí los ojos de sopetón y vi como fruncía el ceño, hundí mi cabeza en su pecho, el bajo la barbilla, metió su nariz en mi pelo y me olfateo un poco, volví a alzar mi vista y observe como sonreía aun con los ojos cerrados y a la vez rodeaba mi cintura con sus fuertes y musculosos brazos apretándome de tal forma que no quedo un milímetro de distancia entre nosotros.
Debo admitir que no sé qué loco impulso hizo que estampara un beso en su cuello que lo que le faltaba de casto le sobraba en romántico y automáticamente con un movimiento rudo despertó jadeando, alterado, tanto que me sobresalte , abrió los ojos como platos, su cara poseía una tonalidad roja más de lo normal, retiro sus brazos de mi cintura mecánicamente y se alejó de mi poniéndose de pie en un segundo, respiro hondo varias veces recomponiéndose, parecía que se estuviera asfixiando o quizás ahogándose, me sentí tan… ¿Qué era eso?, tristeza, decepción… no lo sé, ¿Qué había hecho mal?, pensé,  no pude articular ni una palabra, no encontraba mi voz.
-¡Claire! ¡Casi me matas del susto! ¿Qué haces aquí?- dijo sorprendido y… que era eso ¿nervios?, sus manos tenían un leve temblor se movía de un lado a otro…
-ehhh…. Los chicos nos están esperando, Jacob casi llega no querrás perderte el cumpleaños de tu mejor amigo- me limite a explicar rodando en la cama y poniéndome de pie –yo… solo he venido a buscarte y… como no despertabas decidí darme una siesta- me encogí de hombros, que explicación más estúpida ¿eso era todo lo que se me ocurría decir? Bueno… tenía la mente en blanco.
-¡Dios, Jake! Casi lo olvido, ehhh… me voy a duchar ¿me esperas?-dijo mientras se volteaba en la puerta del baño que tenía incluido en su dormitorio.
Me encogí de hombros –claro- dije cortante, como quien no quiere la cosa, se metió en el baño y yo me quede mirando la puerta de este con repulsión, tristeza, ira, dolor….
Me dirigí al espejo que tenía en un rincón de su habitación, me quede mirando fijamente y me gusto lo que vi, a mis 16 años, aun me faltaban 4 meses para cumplir los 17 me veía bien, diferente a cualquier chica quileute, mi madre es de la reserva de los makah y mi padre es de Seattle, por lo tanto tenia rasgos de los dos, de mi madre tenía la piel aunque no era tan morena sino con una tonalidad entre morena y amarilla, el pelo castaño rojizo más rojizo que castaño, largo y liso demasiado liso, me encantaba esa parte de mí, de mi padre herede los ojos con una tonalidad miel, la altura y las facciones no tan indias por el contrario eran más finas, mi cuerpo estaba muy bien desarrollado eso me gustaba, llevaba una blusa azul y por encima mi cazadora negra, que hacia conjunto con mis jeans pitillo y mis tenis, ¡qué buena apariencia Claire!, pensé, sonreí en mi interior.
Me quede mirándome detenidamente por un buen rato y una pregunta a la cual no tenía respuesta y me venía agobiando desde hace mucho resurgió en mi mente, repitiéndose en mi mente una y otra vez, ¿Por qué no le gusto?, hice una mueca de dolor y la tristeza se apodero de mí, en ese mismo instante pegue un bote cuando vi a quil reflejado en el espejo me miraba detenidamente, estaba atrás de mi a una distancia de un metro, voltee lentamente…
-¿Qué te pasa?- me dijo frunciendo el ceño, no pude decir nada, me quede mirando engatusada el espectáculo que se presentaba ante mis ojos, tenía una toalla blanca enroscada en su cintura la cual contrastaba con su cuerpo, pude apreciar su portentoso y glorioso pecho, sus brazos… ¡padre! Me volvería loca, todo el estaba mojado, de su pelo caían gotas, le di un buen repaso, vale… casi que me lo como con la mirada, cuando vi su cara me di cuenta de la expresión tan extraña que tenía era algo que mezclaba nerviosismo, censura, confusión y otras sensaciones a las cuales no le encontraba nombre, sus gruesas cejas por poco forman una línea recta, me vino un baño de sangre a la cara, que me estaba pasando estos últimos días me sentía extraña, yo jamás había visto a quil de esa forma… éramos hermanos, mejores amigos, yo para él era otro hombre, y el para mi otra niña pero de unos tres días para acá, todo era confuso para mi… ¡COMPORTATE! Me ordene mentalmente.
-te… te espero afuera, en la sala- fue lo único que pude decir antes tragar saliva, pase a su lado para salir de su habitación como alma que lleva el diablo.
Cuando escuche como cerraba la puerta me fui directo a la cocina necesitaba un vaso de agua con urgencia, ¿Qué era eso? Porque no podía dejar de mirarlo, esto era de lo más raro; tome el agua a pequeños tragos me sentí tan fatigada en ese momento que tome 2 vasos más, en ese momento sentí una vibración en el bolsillo trasero de mi pantalón, saque mi celular y vi un mensaje recibido, lo abrí:
“¿Dónde están? Los estamos esperando ¿Qué pasa?, jake llega en 15 minutos no jugueteen tanto; Nessie”
Respire hondo, luego la mataría, maldije en mi fuero interno, quil apareció en la cocina con una bermuda negra y una camiseta blanca cuello en v y sus deportivas, ¡que sexy se veía!, pensé. Su estatura a eso de 2 metros y algo lo favorecían demasiado, no me imaginada como antes de yo nacer era bajito, los chicos de la manada le decían “enano” en juego; cruzo la cocina, me tomo de la mano y me dirigió fuera de la casa de los Ateara.
Sentir su mano entrelazada con la mía, solo empeoro las cosas, sentir su calidez, su amarre, ver ese símbolo de complicidad entre nosotros hizo que mi estómago se llenara de luciérnagas que lo inundaban en millones de diminutas lucecitas de colores, no es que antes no nos cogiéramos de las manos pero ahora había otro significado escondido tras bambalinas, vernos así pero igualmente sabiendo que pensaría la gente al mirarnos “una chica de 16 años, con un hombre de 31, ¡le dobla la edad!”, pero no me importaba esto era tan…. Mágico. Instintivamente apreté nuestras manos y le di un beso en el dorso de la suya, voltee la cara para ver su reacción, me di cuenta de que seguía con la vista fija al frente, mirando un punto ciego mientras caminábamos bajo aquella fina llovizna típica de un 18 de enero; al ver su cara sentí una leve punzada de dolor en el pecho, no tenía emoción alguna en su cara, parecía sumergido de lleno en un profundo pensamiento, como si no hubiera sentido mi beso, como si no se diera cuenta de que caminaba a su lado; en ese momento la tristeza se tomó todo mi cuerpo, esto se había vuelto tan común en estos tres últimos días al notar mi interés y sentir su rechazo, ¡¿Por qué yo tenía que estar obsesionada con él, y él ni siquiera notaba mi presencia? ¡Estúpido quil!, trate de deshacer nuestro amarre, pero en ese instante el apretó nuestro enlace con fuerza, cuando levante la vista me di cuenta de que ya estábamos en el porche de la casa de Jacob, respire hondo para recomponerme y expulsar todos esos sentimientos fuera, quil con la mano que no sostenía la mía giro el pomo de la puerta y nos dispusimos a entrar a esa casa roja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Palabras D apoyo *-*